XII.- CONCLUSIONES

La programación es una actividad cotidiana, y las consecuencias de su ausencia las notamos claramente.

Un esquema básico de programación requeriría los siguientes puntos:

1. Normas de conducta
2. Objetivos
3. Procedimientos

La necesidad de tener un programa, antes de actuar, es tan obvia que nadie la pone en duda, sin embargo, en ocasiones no se utiliza porque los conceptos de que consta no están claros o por no conocer el procedimiento adecuado.

La empresa la definimos como un sistema, una unidad, pero con relaciones entre sus partes interdependientes y complejas, que tiene unos objetivos propios y que los conseguirá si se adapta y está al servicio del supersistema sociedad.

Los componentes de la empresa son subsistemas, también con relaciones interdependientes y complejas. Las personas son sus elementos fundamentales.

Todo ello, sociedad o entorno, empresa y sus partes, y, las personas, están en una relación dinámica, es decir, que sus interacciones pueden ser y son cambiantes en el tiempo.

El fin consustancial a la empresa lucrativa, es la obtención de un beneficio y estabilizarse en el mercado.

La dirección de la empresa es la artífice y responsable de que se consigan los objetivos y para ello realiza una determinada gestión.

La programación es un importantísimo instrumento con que cuenta la dirección para que se gestión sea la adecuada. El periodo de programación ha de ser un periodo de meditación sobre la eficacia del aparato instrumental de que se sirve la empresa para desarrollar su propia actividad y de la misma actividad.

Cuando el análisis se refiere a las líneas generales de actuación de toda la empresa, hablamos de programación dirigida u orientativa de desarrollo, y cuando se realiza sobre aspectos concretos y mas profundamente nos referimos a la programación operativa o corriente; con la primera hacemos las elecciones fundamentales, la segunda se concreta en los programas o planes operativos del ejercicio. Programación a largo, medio o corto plazo no indican propiamente una clase de planificación sino etapas en cada decisión.

Toda empresa necesita de una clara definición de sus objetivos, como base para su planificación. Para que estos sean interesantes, realistas y mensurables, conviene fijarlos en determinadas áreas claves, es decir en todos los campos en que el desarrollo de la actividad o el resultado, afecta directa y virtualmente a la supervivencia y prosperidad de la misma.

La organización y el control son también de carácter instrumental, al igual que la planificación.

El contexto en que tiene lugar la programación, es el futuro; es preciso conocer su naturaleza y analizar las variables que lo componen para que la programación sea real. Dado que el análisis de todo el futuro no sería provechoso, pues no nos es posible aprovechar todas las oportunidades que en él se nos presentaría, conviene asignarnos la parte que se nos ofrece mas ventajosa.

Para ello, tendremos que configurar la identidad de la empresa que será única e identificable dentro del supersistema sociedad. Facilitará esta labor el establecimiento de:

1. Areas dinámicas del producto, que en esencia definirán una clase de actividades o productos en términos generales o funcionales.
2. Misión o propósito, que describe lo que la empresa conscientemente se propone realizar, el rumbo en el que va a funcionar.
3. El credo, como conjunto de valores básicos que gobiernan sus relaciones.

Determinada la identidad, ya tenemos gran parte de la planificación, sin embargo, antes de establecer su estructura conviene observar que existen tres tipos de filosofías básicas, para abordarla.

1. La planificación satisfactoria, que fija los objetivos o metas que se consideran factibles y busca un medio aceptable de realizarlas.
2. La planificación óptima, que va encaminada a realizar las cosas de la mejor forma posible.
3. La planificación adaptativa, que considera que el ejercicio de realizar la programación es el beneficio mas importante de la misma y su objetivo principal el aprovechamiento de las oportunidades que se vayan presentando.

Mediante una estructura formal de programación, las decisiones a adoptar en la misma son mas fáciles de tomar.

El primer punto esencial de esa estructura es definir la identidad o cometido social que en planeamiento es previa a los objetivos, pues evidentemente antes de existir una cosa no puede tener finalidad.

El segundo punto es idear un procedimiento, mediante el cual el entorno y la compañía se mantengan en íntimo contacto y se facilite el aprovechamiento de todas las oportunidades.

El enfocamiento sucesivo descrito como procedimiento es en esencia un diálogo entre la empresa y el medio en que esta vive, donde su campo de interés queda limitado por fases sucesivas.

La planificación a largo plazo expone las metas fundamentales de una empresa en todas sus fases fundamentales. Ni el presupuesto, ni la planificación departamental constituyen auténticas alternativas a la planificación empresarial que ha de empezar con una fijación del fin en cuanto a beneficio para cada uno de los años a planificar. El desfase entre el fin propuesto y la previsión del mismo teniendo en cuenta los errores de la misma determinará la tarea extra a realizar y la consideración de que medios emplear para cerrar ese desfase, para los que será necesario determinar la cantidad de recursos financieros, de instalaciones y equipos, de abastecimientos y servicios, y de personal que deberán de estar disponibles.

Los programas permanentes, políticas, procedimientos y métodos, simplifican enormemente la tarea de planificación, pues se emplean para guiar la acción una y otra vez. Han de estar estructurados e integrados entre si y los mas generales han de inspirarse en la propia identidad de la empresa. A los mas operativos se les ha de dar la suficiente flexibilidad para que no ahoguen el aspecto creativo de la planificación.

La logística referida a los aspectos numéricos o cuantitativos de cantidad, lugar, fecha, etc. inherentes a todo plan o programa, y la estrategia, referida a las reacciones que provoca en las personas afectadas por el plan, han de estar presentes y tenidas muy en consideración a la hora de confeccionarlo y ponerlo en marcha, pues pueden ser suficientes para hacer fracasar el programa mejor ideado.

Considerada como un programa permanente, la estructura y organización inherente al plan tendrá que determinar las responsabilidades de la acción, de la evaluación y del control.

La última fase de la planificación empresarial consiste en redactar planes de acción individuales, repartiendo las tareas y estableciendo unos objetivos operativos; idearse un sistema de comunicación eiciente que haga posible el obtener información de cómo se progresa hacia el fin. Este sistema de información y control nos indicará las necesarias correcciones de los planes o el inicio de otros nuevos programas cuando con los existentes no logremos alcanzar el fin propuesto.

Una buena planificación se hace por y para una organización; su proceso debe ser consultivo; asigna tareas y responsabilidades a cada persona que son coordinadas entre sí; tiene en si misma un control bien definido y está orientada hacia unos objetivos.

Para una pequeña empresa lo difícil es echarlo a andar. El miedo, la inseguridad, la inflexibilidad, falta de tiempo, lugar o conocimientos adecuados, son algunas de las dificultades que ha de vencer. El debido estado de ánimo y la actitud que se adopte para encarar el futuro son decisivas a la hora de dar un nuevo enfoque al negocio.